Decir que nos vamos de vacaciones a las mínimas personas posibles. Ya sabemos que nos gusta presumir del destino elegido, pero a veces eso nos lleva a contar más de la cuenta a gente equivocada.
Antes de irnos de vacaciones asegurarnos de que conectamos la alarma y que las rejas de las ventanas y las cerraduras están en buenas condiciones.
Nada de llaves escondidas debajo del felpudo ni nada parecido.
Decir a alguien de confianza, algún vecino o amigo, que nos recoja la correspondencia. Es obvio que si los ladrones ven algún buzón a rebosar de cartas y de propaganda tendrán claro que la casa está vacía.
Las persianas hay que dejarlas a medio bajar.
Pedir a alguien de total confianza que, de vez en cuando, mientras estéis ausentes, se pase a dar una vuelta por la casa, que mueva las persianas y compruebe que esté todo correcto.
Un consejo que casi nunca tenemos en cuenta es no poner en las etiquetas de las maletas la dirección de nuestro domicilio y, si lo hacemos, que no sea fácilmente visible, pues en los aeropuertos hay muchos mirones que se dedican disimuladamente a observar estas indicaciones, a tomar nota de la dirección y a acudir a la casa para robar.
Si tenemos caja fuerte guardar en ella los elementos más valiosos.
Y, por último, un consejo que siempre nos dan desde la Policía Nacional es hacer una relación detallada de objetos de valor, joyas, aparatos audiovisuales, ordenadores, etc. Con su número de serie y/o inscripciones para facilitar su identificación en caso de ser recuperados tras un robo.
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